Los segundos básicos A, B y C participaron de una jornada de cocina en clases de Lenguaje y prepararon deliciosos canapés mientras aprendían sobre los textos instructivos con variadas recetas.
Las profesoras jefes del nivel -Rocío González, Katherine Becker y Andrea Barrientos- destacaron que este tipo de actividades favorece el aprendizaje de los niños porque los involucra en experiencias divertidas que les permite adquirir nuevos conocimientos y fortalecer habilidades.
Un ejemplo es el superar la ansiedad que a muchos niños genera el tener que probar alimentos desconocidos ya que cocinar y compartir con los pares, con el tiempo, puede ayudar a fomentar esa confianza con apetitosas nuevas experiencias sensoriales.
Participar en la cocina ayuda a los niños, además, a desarrollar habilidades matemáticas básicas porque tienen que medir y contar; y también aprenden a seguir instrucciones al pie de la letra. Al medir los ingredientes, por ejemplo, los niños practican la lectura de una medida y la comparación de volúmenes, entre otros contenidos.
Por lo mismo, las docentes agradecieron la colaboración de los padres en este tipo de actividades que a los estudiantes encanta.